Hace unos días publicó en YouTube un video de hacer un remix con IA.
Qué os parece ?
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Esto da para mucho debate, pero mucho.
Qué me parece? Internet se ha convertido en un estercolero, donde hay que nadar por toneladas de información vacía o directamente falsa para poder encontrar lo que es veraz y/o tiene valor. Pues con el Dance me pasa lo mismo: hay muchísima morralla que nos distrae y sepulta lo poco bueno que sale.
Este es un buen ejemplo: un remix hecho en tres minutos que dudo que aporte gran valor a alguien, pero que, tocotó, te hace cobrar derechos y a fabricar el siguiente.
Y yo soy el primero que defiende las versiones, el reciclaje e incluso lo haría con la IA, pero mientras que esté bien hecho y tenga una alta calidad. Rellenar por rellenar y hacer churros sin que estén buenos no creo que aporte.
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Pues sí, hay debate. Las herramientas de IA generativa están muy demonizadas y tienen mucha mala prensa, principalmente por lo que conlleva su uso por entornos o personas que buscan el resultado fácil, mediocre, sin esfuerzo o con fines espurios. Al mismo tiempo son herramientas de productividad poderosísimas que permiten acelerar procesos cuyo acabado o intención pueden ser muy honestos, y permitir llegar a resultados cualitativamente satisfactorios a mucha más gente, es decir, democratizar y abrir puertas al proceso artístico/creativo.
El asunto quizá vuelve a estar enfocado en la IA (la herramienta, el arma, el objeto inanimado) cuando debería estar enfocado en el uso, la estrategia, la intención.
Los productores siguen apostando por norma general por la cantidad para saturar las playlists de sus temas. No me atrevería a decir que están sacrificando la calidad de producción, puesto que el sonido de las producciones actuales está en general muy pulido, pero sí están sacrificando el valor de sus propias composiciones. Primero: lanzar más producciones no te hace mejor, al revés, hace que el promedio de todo tu catálogo disminuya porque nadie es infalible ni está tan bendecido por las musas como para dar en la diana siempre, sino que acertará en un porcentaje más reducido conforme más material saque. Segundo: saturar a tu audiencia se ha demostrado siempre contraproducente y si ya en los 90 o 2000 había formaciones o artistas que quedaban muy quemados a un ritmo de un nuevo single por trimestre, no te digo ya si expones a tu público a un tema cada dos semanas, como ocurre ahora. Tercero: está todo inventado. Cuanto más lanzas al mercado, tu portfolio musical más se parece a un pastiche de cosas que ya ofrece u ofreció otro alguien. Ser original en la industria musical no es imprescindible, y puedes conseguir el éxito de público y crítica haciendo un buen trabajo replicando movimientos, tendencias y creaciones ya vividas. Pero la originalidad es un termómetro de cómo de bien orientado vas para convertirte en un fenómeno perdurable y genuino.
La IA (o los equipos "fantasma", o los estudios subcontratados, o recurrir a "composiciones a bulto", o cualquier cosa que le saque rendimiento fácil a tu proceso compositivo musical) son mal negocio para poder conseguir un buen balance de calidad promedio, exclusividad y originalidad. Pero hace años, sin tanta IA, estábamos en las mismas.
Ahora bien, si sobra música, ¿quién sacrifica sus propios temas y decide no lanzar algo que le parece aceptable? Las plataformas de música no son como las estanterías de las tiendas antaño, se estiran como el chicle, hay espacio para todo. Y claro, todos dando codazos para colar un tema en las playlists de novedades tan a menudo como sea posible. Lo que no ven es que contribuyen de ese modo a la fugacidad del panorama musical que hace que, por ejemplo, los charts oficiales estén en coma profundo porque más allá de Taylor Swift, las KPop Demon Hunters o los villancicos de Navidad, no hay casi nada que aguante en una lista, nada que marque una época, nada que haga a nadie exclamar en 20 años "qué bueno 2025, con estas canciones memorables".
Murió el recopilatorio, murieron los singles, perdieron su sentido los charts, poco valor le queda a registrar una crónica de la música popular.